Con
la retirada de Juan Román Riquelme se marchó el último gran ‘10’ argentino, una
estirpe caracterizada por el toque, la pausa y el talento innato, que
tradicionalmente ha puesto una nota singular al fútbol del país. Estas
condiciones, cada vez más difíciles de encontrar tanto en Argentina como en el
resto del balompié mundial, hacen que sea precisamente más anhelada. La pelea,
la lucha y el choque han desterrado casi por completo al jugador elegante, al
clásico mediapunta dotado de una técnica privilegiada, al que jugaba y hacía
jugar. Sin embargo, siempre hay nuevos proyectos. En Argentinos Juniors, cuna
de excelsos futbolistas, tienen uno que apunta maneras. Su nombre es Luciano
Javier Cabral, 20 años, (26 de Abril de 1995, Mendoza, Argentina) y en el ‘bicho’
empieza a mostrar su maestría para dibujar jugadas de ensueño que recuerdan que
el balón en el pie, además de una filosofía, también es un arte.
Luciano
Cabral comenzó a formarse como jugador en el CAI de Comodoro Rivadavia, donde
debutó en la Primera B Nacional con tan solo 16 años. No tardó Argentinos
Juniors en fijarse en él, incorporándolo para su cantera. Apenas un par de
temporadas más tarde, el mítico Claudio Borghi premió sus progresión con las
inferiores dándole la oportunidad de debutar en la máxima categoría. Con el
descenso de Argentinos tuvo la oportunidad de aumentar sus minutos con el
primer equipo de la paternal, además de formar sociedad con su ídolo, Riquelme.
En el último semestre ha sido importante en los esquemas de Néstor Gorosito,
dejando algunas actuaciones realmente brillantes.
Luciano
Cabral es un volante ofensivo zurdo, que puede actuar como interior por
izquierda, pero cuya posición natural es la de mediapunta. Enganche típico, por
detrás del punta, provisto de absoluta libertad de movimientos y liberado de
cargas defensiva. Su función: crear, dar riendas suelta a su fútbol imaginativo
y procurar que sus participaciones se traduzcan en producciones ofensivas para
Argentinos. Pequeño y sin demasiada consistencia corporal, Cabral encuentra un
hándicap en sus condiciones físicas, ya que tampoco es rápido, algo que se
acentúa sobre todo en carrera, y que enmascara a la perfección con su velocidad
para pensar, ver y ejecutar. Su técnica individual es muy depurada, con manejo
de la pelota sensacional, la protege con suma destreza, además tiene habilidad
para salir de la presión rival en espacios reducidos, algo que busca con
frecuencia desafiando al rival, y se asocia con bastante precisión, sin perder
de vista al punta, y con una notable visión de juego que le hacen tener
argumentos para ser un destacado asistente. Descarado y atrevido, Argentinos le
busca continuamente para ser el faro que ilumine todas las posibilidades
ofensivas, y él no se amilana, se ofrece y pide la pelota continuamente. Le
falta sumar más incidencia rematadora de cara a la portería rival.
Luciano
Cabral es argentino, pero tiene ascendencia chilena, lo que le ha hecho
decantarse por ‘la roja’, al menos en categorías inferiores, yendo convocado
con la selección sub-20, con la que disputó el pasado sudamericano celebrado en
Uruguay e incluso anotó dos goles.