Si la humildad se enfundara la bufanda de un equipo, probablemente elegiría la del Rayo Vallecano, una de las instituciones que tiene en la modestia una de sus más firmes señas de identidad, pero que no le impide plantarle cara sobre el césped a cualquiera. El Rayo tiene además una gran capacidad de reinventarse, una regeneración que esta temporada ha llegado hasta su banquillo, donde el pasado verano se marchó el técnico de las dos últimas temporadas, José Ramón Sandoval, dejando atrás un ascenso y una permanencia, pero sobre todo, la capacidad para superar la infinidad de problemas internos que acucian al club en forma de penurias económicas y aislar al equipo para cumplir sus objetivos, haciéndolo además por el camino de un fútbol atrevido y agresivo. Su sustituto fue Paco Jémez, que ya militó como futbolista en el club y que llegaba avalado por su experiencia en Segunda y su buena temporada con el Córdoba, al que estuvo a punto de ascender a Primera. Una defensa adelantada, presionar la salida de balón al rival y el intentar ser protagonista de cada partido son sus principios, los que están haciendo que el Rayo sea uno de los equipos más divertidos de ver, y que hasta el momento esté situado en la zona tranquila de la clasificación. Al margen de esto, los vallecanos han presentado esta campaña varias caras nuevas en su plantel, pero la que está llamando la atención de todos es una que ya conocían en el club, pues lleva varios años en los equipos inferiores del conjunto franjirrojo. Os presento a un jugador que ya os sonará, Leo Carrilho Baptistao, 20 años (26 de Agosto de 1992, Santos, Brasil), que se ha erigido como una de las grandes sensaciones del fútbol europeo en este arranque de temporada.
Leo Baptistao es un ejemplo de trabajo duro, de ganarse cada oportunidad que ha tenido y de no rendirse jamás. Su andadura en el mundo del fútbol hasta llegar a donde está ahora no ha sido nada fácil. Leo aterrizó en el Rayo Vallecano con apenas 16 años, lejos de su familia y de la que había sido su vida hasta entonces, lo aparcó todo para luchar por su sueño. Las dificultades no se hicieron esperar, ya que en su primera campaña en el club Leo padeció una hepatitis que le hizo volver a Brasil para curarse, y a su vuelta la federación no le permitió jugar con el Rayo, por lo que tuvo que ser cedido al C.D San Fernando de Henares. En categoría juvenil comenzó a confirmar el motivo por el que los técnicos rayistas pusieron sus ojos en él, y sus buenas actuaciones le valieron para que en el verano de 2011 hiciese la pretemporada con el primer equipo, pero una inoportuna lesión en el hombro, cuyas secuelas siguió arrastrando a lo largo del curso, le impidieron tanto debutar de forma oficial con el conjunto profesional como ser importante en el filial. El horrible año para Leo no acabó ahí, ya que perdió a su primo, el único familiar que le acompañaba en su andadura española. Para el presente ejercicio Jémez no tardó en tenerlo en cuenta y el delantero brasileño ha respondido a esa confianza convirtiéndose en el jugador más determinante del equipo, y llamando la atención de otros clubes que ya empiezan a anotar el nombre de Leo Baptistao en sus agendas. De momento tanto el jugador como el club están tranquilos, ya que Leo tiene contrato hasta Junio de 2015.
25
de Agosto de 2012, Jornada 2 del campeonato, Leo Baptistao debutaba
de forma oficial en un Real Betis – Rayo Vallecano, y dejó muy
claro de la pasta de la que está hecho. Lejos de amilanarse por
iniciarse en Primera o acusar la presión del debutante, Leo se marcó
un auténtico partidazo desde el principio, dando buena muestra de
sus numerosas virtudes. Delantero diestro, buena planta física, piernas largas, rápido, explosivo y de una gran zancada que le permite dejar atrás
al rival con una gran habilidad. Se puede decir que domina todos los
registros que debe controlar un delantero. Puede jugar por detrás
del '9', aunque también es habitual que Jémez lo sitúe como
jugador más adelantado. Pese a ello, actúe o no como referencia, no
pierde un ápice de movilidad y caída a ambos costados, una de las
esencias de su juego, manejándose a las mil maravillas cuando aparece
entre líneas. Descarado y con gran desparpajo, su continuos
movimientos a menudo crean desconcierto en las defensas rivales.
Participativo, trabajador y constante, en ocasiones abarca todo el peso del
ataque de su equipo, apareciendo una y otra vez. Con una calidad
técnica muy depurada, posee un fantástico desequilibrio, que le lleva a buscar el uno contra uno de forma frecuente, en el que
su velocidad, potencia y regate hacen que sea muy peligroso para el
defensor. Oportunismo, un poderoso juego aéreo y un olfato de gol
más que interesante son otras de las virtudes de este atacante.
Entre cantos de sirena de posibles ofertas, Leo con su juego, sus 6 dianas y sus 4 asistencias de gol, disfruta del sueño por el que tanto ha peleado,
haciendo también las delicias de toda la afición vallecana.
Dicen que ficha por el Atlético de Madrid. Una baja importante para el Rayo, la verdad...
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