jueves, 27 de noviembre de 2014

Un globo en el cielo

Foto: Diario Olé


Hay partidos, y sobre todo finales, marcadas por el miedo. La final de la Copa Argentina, disputada ayer en el estadio Bicentenario, es buena muestra de ello. Miedo a perder, miedo a dejar escapar una oportunidad que no se presenta todos los días, y sobre todo, miedo a fallarse a uno mismo y, por ende, a toda tu gente. Huracán y Central nos regalaron un espectáculo carente de fútbol debido a los nervios, pero rebosante de emoción. No era para menos. Y después de tanta tensión, llegaron las lágrimas. De tristeza para Central. De alegría desbordada para Huracán, que estando en la B Nacional ha conseguido tumbar a Boca Juniors, Banfield, Estudiantes de la Plata y Rosario Central. Una gesta a la altura de una hinchada ávida de felicidad.


Foto: Diario Olé

Durante los 90 minutos reglamentarios, ningún equipo fue capaz de someter con claridad a su rival, la responsabilidad parecía tener atenazados a los futbolistas y por momentos, la pelota quemaba en los pies. Sin embargo, Huracán supo maneja algo mejor el choque, mostrándose más solvente e incluso con una cuota mayor de precisión en el manejo de la pelota. Los talentosos, Pablo Becker en Central, y Gonzalo Martínez en Huracán, comenzaron el partido acostados sobre el sector izquierdo, quizá demasiado  lejos de la portería adversaria, lo que propicio que ninguno fuese determinante en el devenir del partido.

Aún así, con pocas ocasiones, con un ritmo de partido lento, Central empezó ilusionando a los suyos en el segundo acto, otorgándole el papel referente que acostumbra a sus carrileros, y dándole entrada a un Abreu que llegó infiltrado a la final y se vio obligado a comenzar desde el banco. Mientras, Huracán soportaba las embestidas de los de Russo, merced en gran parte a un trabajo descomunal de Federico Vismara en la zona ancha, aunque fueron los rosarinos los que tuvieron que agradecer a Caranta el llegar a los penaltis, ya que le sacó una ocasión clarísima a Abila en los compases finales. ‘Wanchope’, como le apodan al ‘9’ ‘quemero’, fue un incordio constante para la zaga de Central, manteniendo un duelo de guerreros con Gómez Andrade. El ariete lo peleó todo, pero se perdió dos oportunidades y luego erró su penalti. No fue su día.

Foto: Diario Olé
Llegaron los penaltis, lotería para unos, consecuencia de aciertos y errores para otros. Mauricio Caranta frente a Marcos Díaz. Es decir, la estrella de Central frente a River, ante el héroe del ‘globo’ en 1/8 (Banfield) y 1/4 (Estudiantes), en los que detuvo tres penales a cada uno. Y de reojo, todos miraban a Sebastián. Esta vez, Abreu fue un loco muy cuerdo. Central se adelantó e incluso se puedo poner 3-1, pero un soberbio Díaz propició la remontada, le detuvo el disparo a su homónimo Caranta, y más tarde hizo lo propio con Encina, en el lanzamiento que daba el título a Huracán.


Foto: Diario Olé


De esta forma, Huracán levanta un título 41 años más tarde, después de proclamarse campeón del Metropolitano en 1973, estando en la B Nacional, e inflando el pecho de orgullo de todo el pueblo quemero, ese que sufrió en 2009 la pérdida de un campeonato liguero que mereció y que solo una actuación arbitral más que sospechosa le privó de festejar y el mismo que ahora suspira por volver cuanto antes al lugar que por historia le corresponde. Precisamente este 2014 será recordado por el título de la Libertadores de su eterno rival, San Lorenzo. Ahora, con la consecución de esta Copa, Huracán también estará en la próxima edición de la competición más prestigiosa de Sudamérica a nivel de clubes. Cosas del fútbol.


viernes, 14 de noviembre de 2014

Sporting de Gijón, soldados de Abelardo

La falta de recursos económicos hace a veces agudizar el ingenio, acrecentar el trabajo y posibilitar la unión ante la adversidad. Lo saben bien en Gijón. Allí, tras dos años desesperanzadores en una categoría que no le corresponde, la ilusión se ha vuelto a enfundar la camiseta del Sporting, bajo la tutela de Abelardo y una cuadrilla de jóvenes que tiene a tiro de piedra batir el récord de jornadas sin conocer la derrota del club asturiano en más de 109 años de historia. 12 jornadas invicto, dando una sensación de equipo compacto y con las ideas claras, firmando un inicio que recuerda al del último ascenso, cuando el equipo dirigido entonces por Manolo Preciado no perdió hasta el décimo partido. 


Ahora, el proyecto está en manos de Abelardo. La afición, contraria a la política de sus dirigentes, si se encuentra identificada con el ‘Pitu’ y sus pupilos, con los que mantienen una gran compenetración. La institución, como tantas otras veces, no se puede permitir alardes ni despilfarros, por lo que toca mirar al bien más preciado de la entidad junto a su fiel afición: la cantera. El técnico conoce el club y Mareo como la palma de su mano, lo que posibilita darle la oportunidad a los jóvenes talentos conociendo en profundidad sus aptitudes, además de la valentía que está mostrando para confiar en quien se lo merezca, independientemente de su fecha de nacimiento, y unos jugadores que le están respondiendo, más allá de su acierto, con una actitud y ambición excepcional.

¿Cómo juega el Sporting?

Abelardo apuesta por un esquema 4-2-3-1, que hasta la fecha no ha variado en ninguno de los partidos. El objetivo es ser el poseedor de la pelota para tratar de ser el dominador del partido a través de la tenencia del balón. Sin embargo, el bloque gijonés persigue ser un equipo compacto, que apenas deje fisuras y sufra lo menos posible cuando no tiene la posesión.


El Sporting no se caracteriza por ejercer una presión asfixiante en la salida del rival, aunque esto varía en función del encuentro. La intensidad en cada choque es una de sus señas de identidad, tratando de imprimir un ritmo alto al partido. A la hora de buscar la portería contraria, es un equipo que otorga un papel muy relevante al juego por fuera, cobrando las bandas una gran relevancia.


Fase defensiva

Sistema de presión habitual

Presión en bloque bajo, en campo propio, muy organizada, con líneas muy juntas que dejan muy pocos espacios, formando un 4-4-2 en la que el mediapunta y el delantero referencia quedan a la misma altura.

Presión alta

Como local, o en algunas fases del partido -en especial cuando va por detrás en el marcador-, el equipo realiza una presión más alta, en la que los extremos y  uno de los mediocentros adelantan notablemente su posición, y los dos hombres más adelantados buscan taponar la salida de balón rival.

Falta de ayuda al lateral

La ofensividad de sus laterales hace que le cojan las espaldas en más de una ocasión, siendo el sector por donde más sufre el conjunto asturiano. A ello se suma que a los extremos les cuesta retrasar su posición para colaborar en fase defensiva.


Cobertura al lateral

Los mediocentros se desplazan y retrasan su posición hacia los costados para realizar ayudas y coberturas a los laterales.


Fase ofensiva

Inicio de la jugada

El mediocentro, por lo general Nacho Cases, baja a recibir para iniciar la jugada, en ocasiones retrasando mucho su posición, hasta situarse cerca de los centrales.


Salida de balón desde el lateral

Aprovechando la vocación ofensiva y buen manejo de sus laterales, el Sporting tiene la posibilidad de construir la jugada mediante la incorporación de estos, ya sea con balón controlado o combinando.

Incorporación de los laterales

Los laterales se incorporan al ataque, pisando campo rival de manera permanente y aportando una gran profundidad.


Ataques volcados hacia los costados

El mediapunta o el punta caen constantemente hacia los costados, combinando y alternándose con los jugadores de banda, y cargando el juego hacia estos sectores.


Saque de banda en largo
Llama la atención los saques de banda del Sporting cuando estos son cerca de la portería contraria, ya que los convierte casi en un saque de esquina, incluyendo numerosos efectivos en área rival. Luis Hérnández posee un saque muy potente, incluso en muchas ocasiones lo ha hecho desde ambas bandas, aunque también Álex Menéndez es un habitual en estos saques largos desde la izquierda.


Las joyas de Mareo

Como hemos podido comprobar, el proyecto sportinguista tiene su base y alma en la cantera, y el paso de las jornadas no hace más que demostrar que Mareo es una fuente inagotable de talento, donde los jóvenes están llamando con fuerza a una puerta que Abelardo no duda en abrir de par en par. De estas irrupciones vamos a analizar a algunos que prometen dar tardes de gloria en El Molinón.

Álex Menéndez (15/07/1991)

Lateral zurdo de buena presencia física. Destaca su notable proyección ofensiva, que le hace incorporarse una y otra vez, llegando hasta posiciones muy adelantadas cuando el Sporting es poseedor, doblando al extremo con mucha frecuencia. Con un manejo de balón en su pierna izquierda más que aceptable, se asocia, tiene recorrido y el equipo le utiliza para dar una salida de balón fluida por su costado. Su ofensividad le hace sufrir en fase defensiva, cuando el rival le toma las espaldas en el retroceso tras pérdida. En estático, es un lateral difícil de superar en el uno contra uno. Tiene buen centro al área cuando llega a línea de fondo.




Sergio Álvarez (23/01/1992)

Mediocentro diestro, fuerte físicamente, de altura media (1,82 metros de estatura). Es el encargado de realizar las labores de resta y destrucción en la zona ancha. De buenos conceptos tácticos, suele estar bien posicionado por delante de la línea defensiva, aportando equilibrio al equipo. Ayuda a los laterales y bascula muy bien para realizar las coberturas. Técnicamente y en tareas creativas, es quizás el jugador menos dotado del mediocampo. Trata de complicarse lo menos posible con balón, optando de forma general por el pase en corto al compañero situado en mejor posición, buscando la rapidez y precisión. Si su trabajo se lo permite, no es ajeno a descolgarse en busca de posiciones ofensiva y con la idea de aparecer por sorpresa cerca de la portería rival.

Juan Muñiz (14/03/1992)

Una de las grandes perlas de la escuadra sportinguista. Este talentoso zurdo puede desenvolverse en cualquiera de las dos bandas, aunque Abelardo lo está utilizando principalmente en el costado derecho, y como revulsivo, entrando en bastantes ocasiones desde el banquillo. Excelente nivel técnico, le gusta llevar el balón muy pegado a su bota izquierda, conducir y buscar el desbordar frente al defensor en el uno contra uno. En ocasiones se excede de individualista, lo que le hace perder demasiados balones. Su capacidad para transportar la pelota y desequilibrar hace que sea muy útil para crear situaciones de peligro, para lo que busca libertad de movimientos en zona de tres cuartos. También tiene buen golpeo, lo que propicia que sea el encargado de ejecutar las jugadas a balón parado, tanto faltas como saques de esquinas. Aún tiene un amplio margen de mejora y debe madurar bastante en su juego.


Jonathan Rodríguez, ‘Jony’ (09/07/1991)

Una de las principales armas ofensivas del Sporting la encontramos en la banda izquierda. Allí reside ‘Jony’, un extremo zurdo con un gran descaro, rapidísimo, explosivo y con muy buen desborde y manejo en espacios cortos. Individualista, a veces demasiado, le gusta encarar y desafiar al defensor continuamente en el uno contra uno. Tiende a salir más por fuera que por dentro, aunque crea un gran peligro cuando realiza diagonales buscando portería. Otorga mucha profundidad y desequilibrio a los ataques del Sporting, además de su buen centro cuando llega a línea de fondo. Posee una refinada técnica individual que deja de manifiesto tanto en recepciones como en regates. Debe aprender a soltarla antes en muchas ocasiones.  

Pablo Pérez (02/08/1993)

Centrocampista de pura vocación ofensiva, que en este equipo suele actuar en la mediapunta, siendo el enlace entre los mediocentros y el ‘9’, más cerca del último hombre que de los medios. De notable presencia física, muy espigado (1,87), es delgado y posee cierta elegancia en sus movimientos. Dotado de una técnica muy fina, es dinámico, preciso en el pase y se asocia muy bien. Irregular, tiende a desaparecer durante tramos del partido. Está demostrando una buena llegada desde segunda línea, viendo portería con relativa frecuencia. Merced a su altura, a balón parado también es un importante activo en las jugadas de estrategia. Trabajador, acude con fe a la búsqueda del defensor, colaborando activamente en la presión.




Daniel Ndi (18/08/1995)

Otras de los grandes descubrimientos que nos ha dado este renovado Sporting es el del camerunés Ndi. Lo vemos partir como mediapunta en ese 4-2-3-1 tan definido de Abelardo. De buena planta física, fuerte, piernas largas y con mayor velocidad de la que puede parecer en un primer momento. Goza de gran libertad, lo que le permite permutar posiciones constantemente y dañar al rival. Tienda a caer a la izquierda, buscando asociaciones continuas con el extremo y el lateral. Protege y aguanta muy bien la pelota, aunque en ocasiones se confía demasiado, lo que le lleva a algunas perdidas innecesarias. Notable manejo de balón, con gestos técnicos excelsos en espacios reducidos. Tiene una gran potencia en la arrancada. Lleva a cabo un desgaste físico importante.

Carlos Castro (01/06/1995)

Apenas 6 participaciones con el Sporting en lo que va de campeonato han servido para apuntar muy de cerca su nombre, ser convocado por la selección sub-21 y convertirse en una de las joyas más relucientes de Mareo. Ha anotado 4 goles, convirtiendo un gol cada 59 minutos de juego. Carlos Castro es un delantero que no destaca por su corpulencia ni presencia física, apenas 1,76 de estatura, pero que sí lo hace por poseer una capacidad brutal para originar situaciones claras de gol. Pequeño, ágil, habilidoso, es inteligente y muy pillo, tanto que el defensor no se puede descuidar en su marca ningún instante. Oportunista, tiene un magnífico sentido de la colocación y un olfato goleador muy importante. Rematador, se mueve como pez en el agua dentro del área. Sin embargo, otra de sus características principales es la movilidad, la caída con frecuencia a los costados, con especial tendencia al derecho, para sacar al central de su demarcación habitual y encararle utilizando su buen manejo y uno contra uno. Le gusta recibir de espaldas y dejar la pelota pasar sin tocarla, buscando engañar al defensor para, a continuación, tratar de romper en velocidad escapando de la marca.

Con aspectos que pulir aún, Carlos Castro es un reflejo de lo que es este Sporting, un conjunto fresco, con un potencial enorme, que puede llegar muy lejos y que parece tener las ideas muy claras, con un conductor que sabe de las circunstancias del momento y que transmite saber controlarlas a la perfección. Como casi siempre, los resultados dictarán sentencia, pero hasta el momento, este equipo se ha ganado el apoyo e identificación total de su hinchada, así como la admiración de todo el que lo ve, además de estar a punto de hacer historia.