
Con la
difícil situación económica que atraviesan gran parte de los
clubes españoles, el descenso de categoría supone un duro palo, no
solo deportivo, sino monetario, del que muchos temen no volver a
recuperarse. Y es que el infierno de la Segunda División no entiende
de aficiones incondicionales, vitrinas repletas de títulos, ni
equipos confeccionados para altas cotas, y eso lo han sufrido
conjuntos como el Atlético de Madrid, el Real Betis, el Deportivo, o
el Celta de Vigo. Precisamente los celestes regresan esta temporada a
la élite, tras un lustro en el fútbol de plata, demasiado para una
hinchada que no hace tanto disfrutaba de un equipo que quedó grabado
en la retina de todos los vigueses y cualquier amante del buen
fútbol, con los Mazinho, Karpin, Mostovoi o Revivo, y que más
tarde saboreó la siempre mágica melodía de la Champions
retumbando en Balaídos. Sin duda, los tiempos han cambiado, los
fichajes de renombre a base de talonario quedaron atrás, y el
objetivo de pasearse por Europa año tras año ahora es prácticamente
una utopía. En el retorno a la lucha entre los grandes, la ilusión,
en una afición exigente y en ocasiones perezosa a la hora de llenar el
feudo céltico, es la gran protagonista. Paco Herrera ha conseguido
hacer del conjunto 'celtiña' un equipo con un estilo reconocible,
cuyo gusto por la posesión de la pelota y el protagonismo en el
partido es incuestionable. Otra seña de identidad del nuevo Celta es
la manifiesta apuesta por la cantera, como lo demuestra la
importancia que han adquirido en el equipo canteranos como Hugo Mallo, Roberto Lago, o la gran estrella de los
celestes, Iago Aspas, todos formados en A Madroa, donde se siguen
puliendo diamantes de los que se esperan que luzcan, más pronto que
tarde, en el primer equipo, como es el caso de Levy Clement Madinda,
20 años, (22 de Junio de 1992, Libreville, Gabón).
Nacido
en la capital de Gabón, Levy Madinda militaba en el modesto AS Stade
Mandji de su país, cuando los tentáculos del club olívico pusieron sus
ojos en él. Eso fue en 2010, cuando ojeadores del club gallego
plasmaron en un informe la grata impresión recibida tras verle
disputar un torneo en Burkina Faso. Ese mismo año, Madinda se
incorporó al Celta de Vigo, firmando un contrato por cinco
temporadas e ingresando inmediatamente en el equipo juvenil de
División de Honor. Internacional en categorías inferiores con la
selección gabonesa, se puede decir que es ya todo un habitual de las
convocatorias de la absoluta, con la que ha disputado una decena de
partidos y ya ha participado en dos grandes torneos, como fue la Copa
África celebrada a comienzos de este año, y los Juegos Olímpicos
que han tenido lugar recientemente en Londres. Este verano, Madinda
ha declarado, que aunque le hace ilusión llegar al máximo nivel con
el Celta, tampoco vería con malos ojos marcharse a jugar a Francia,
donde por motivos personales le gustaría residir. De momento, esta
temporada ya es uno más en el Celta B, donde se espera que a base de
buenas actuaciones golpee la puerta del primer equipo, donde seguro
que Paco Herrera está encantado de darle la oportunidad de triunfar.
Levy
Madinda es un centrocampista diestro, de perfil puramente ofensivo,
que escapa de los parámetros más habituales del futbolista
africano, en el que suelen predominar las virtudes físicas sobre las
técnicas. No demasiado alto, pero si fuerte y potente, posee un tren
inferior muy poderoso. Puede desenvolverse tanto de mediocentro como
algo más adelantado, haciendo las veces de mediapunta, o incluso
ligeramente escorado al costado derecho, posición en la que ha
actuado en varias ocasiones con su selección. Participativo y dotado
de mucha clase en el manejo de balón, busca siempre asociarse con
los hombres más adelantados, demostrando una más que interesante
visión de juego. Explosivo, tiene un buen cambio de ritmo que le
posibilita salir de la presión del rival, uniendo a ello una notable
conducción del esférico en carrera. Sus habilidades se magnifican
cuando disfruta de libertad de movimientos en el medio. Su buen
golpeo de pelota hace que sea frecuente verle ejecutar las jugadas a
balón parado. Debe ser más regular en lo que se refiere a su
incidencia en el juego, donde a veces se muestra muy “guadianesco”,
apareciendo solo a pinceladas, y demostrar una mayor intensidad en
labores defensivas, aspecto en el que suele ser algo anárquico. De
momento, en A Madroa se vislumbra madera de gran jugador, solo el
tiempo dictaminará si Madinda es capaz de explotar todo su potencial
para triunfar en el mundo del fútbol, ya sea aprovechando la
importancia que el Celta está otorgando a la cantera, o emigrando a
Francia.